Por: Víctor Maldonado Rodríguez
Es claro que en el estado de Veracruz actualmente el priísmo se debate en una seria crisis de credibilidad y divisionismo profundo, aspecto que se reflejará en los próximos comicios federales del presente año a celebrarse en el mes de junio y donde se renuevan los 21 distritos electorales federales, muchos de los cuáles, según encuesta, perderá el sempiterno partido tricolor, a pesar del optimismo de sus actuales cúpulas y representantes.
Y para muestra basta un botón ya que el día de ayer, en el evento agrario tan afanosamente esperado cada año por los gobernadores de Veracruz y durante la visita del presidente de México, Enrique Peña Nieto al simbólico acto agrario del 6 de enero, celebrado en el puerto, José Yunes Zorilla y Héctor Yunes Landa, (ambos senadores priístas por Veracruz), rompiendo los protocolos políticos de lealtad y honorabilidad establecidos antaño por la tradicional clase política priísta, abandonaron el evento público donde se presentó EPN para festejar un aniversario más de la promulgación de la ley agraria en Veracruz.
La acción de ambos personajes posee un profundo significado simbólico y en términos llanos demuestra el hartazgo de la misma clase política por la forma en que se conducen los asuntos públicos de Veracruz y sobre todo, cuestionan el “liderazgo y la autoridad política” del actual gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, quien a 4 años de haber tomado (tibiamente), las riendas de la entidad, no ha podido “cuajar” una sólida estructura gubernamental y proyecto político.
A Javier Duarte de Ochoa se le “está escapando el tiempo de las manos” y lleva el riesgo de pasar a los anales de la historia política moderna del estado de Veracruz como “el peor gobernador” de los tres últimos sexenios (Alemanato, Fidelato y Duartismo), es decir, si no aprovecha estos dos años (escasos 24 meses que le quedan), para cerrar a “tambor batiente” su gestión gubernamental, seguramente saldrá “muy mal parado” frente al escrutinio público de los casi 8 millones de veracruzanos y con una de las deudas públicas más altas en términos históricos, y eso es lo que recordarán los actuales ciudadanos veracruzanos en la construcción de sus imaginarios sociales: “El peor gobernador de Veracruz”.
¿Acaso por falta de recursos humanos para ocupar los puestos públicos?, ¿acaso por los distintos grupúsculos políticos que siguen aferrados al “duartismo” con una mezcla de tufos “fidelistas”, e incluso “alemanistas” y que siguen haciendo su labor e intentos por “hegemonizar” el campo de la política veracruzana?
¿Acaso por la falta de pericia política de quien lleva las riendas de este proyecto que ha tenido poca o nula capacidad de maniobra a pesar de que ya estamos en el penúltimo año de gobierno?
Y así lo demuestran los casos de los “transfugas” de sus ideas y propuestas, quiénes en la búsqueda del voto “prometen al pueblo” hasta lo indecible y una vez en el poder “se olvidan” de esos compromisos y propuestas, caso paradigmático, Anilú Ingram quien de postularse como diputada local, ahora busca la candidatura federal por el distrito de Veracruz, a pesar de haber fijado ante notario su “compromiso” de “concluir su periodo legislativo completo”.
A ello se suman las próximas elecciones federales de junio de 2015 donde la población veracruzana, los electores políticos ya “están hartos” de los representantes populares priístas, caracterizados por su desparpajo, intolerancia, cinismo y corrupción política y falta de ética-política para cumplir con las propuestas planteadas en campañas.
Clase política demagoga, populista, que medra con las necesidades de la mayoría del pueblo veracruzano empobrecido y que en épocas electorales, como aves rapaces caractrerizados en su falso papel de “candidatos”, “regalan migajas” en sus campañas, usando los recursos públicos económicos y simbólicos que son del pueblo veracruzano empobrecido por dichas prácticas corruptas y populistas de esos “Franskenstains” políticos que sirven al mejor postor.
Fotografía tomada de Mussio Cárdenas.